Palo Cortado Bertola
- Clase de vino: Generoso.
- Tipo de vino: Jerez Palo Cortado.
- Uva: Palomino Fino.
- Tierras: Albariza Jerez Superior.
- Crianza: Oxidativa de 12 años.
- Vejez: Superior a 12 años por el clásico sistema jerezano de Soleras y Criaderas.
- Madera: Botas de 500 litros de roble americano.
- Grado Alcohólico final: 18°%
- Color: Ámbar tendente a caoba.
- Aroma: Profundo punzante y atenuado (avellanado) con notas cítricas y lácticas.
- Paladar: Suave y ligero.
- Consumo: Servir a 14°C. aproximados y acompañado de algunos frutos secos, quesos curados y, en la mesa, de consomés bien concentrados, guisos o carnes gelatinosas (rabo de toro, carrillada…)
PALO CORTADO BERTOLA 12 AÑOS
Vino cuya crianza tiene sus orígenes en las antiguas bodegas de “BERTOLA” fundadas en el año 1919.
Vino de gran complejidad que conjuga la delicadeza aromática del amontillado y la corpulencia en el paladar del oloroso. Es un vino procedente de mostos de palomino extremadamente finos, inicialmente encabezados a 15% vol. e identificados con un “palo” o raya oblicua.
Al término de la fase de sobretabla, la constatación por parte de nuestro enólogo de la existencia de determinadas características muy específicas en algunas de las botas en las que se ha mantenido el velo de flor, determinará su clasificación como potencial Palo Cortado (lo que se ilustra en las botas con una raya horizontal que corta el “palo” original). El vino se vuelve a encabezar por encima de los 17% vol. reconduciéndose así hacia un proceso de crianza oxidativa.
De color castaño a caoba, su aroma presenta una gran variedad de matices, conjugándose armónicamente las notas características de amontillados y olorosos con otras cítricas, que recuerdan a la naranja amarga, y lácticas, como la mantequilla fermentada, y se va redondeando y suavizando al paladar.
Este vino tiene una vejez de 12 años y una graduación alcohólica de 18º.
Ideal para su lenta degustación, sumergiéndonos en los distintos matices y armonías que nos ofrece, puede acompañarse de algunos frutos secos, quesos curados y, en la mesa, de consomés bien concentrados, guisos o carnes gelatinosas (rabo de toro, carrillada…). Su estructura permite conservar las botellas abiertas durante meses.